Cuando nos vamos de vacaciones queremos olvidarnos de nuestra rutina y preocupaciones, algo que podemos permitirnos excepto cuando hablamos de cuidar del medio ambiente.
Y es que nos encanta viajar y disfrutar de nuestro planeta, pero para poder cuidarlo debemos procurar tener unas vacaciones sostenibles, es decir, buscar que el impacto que tengamos en el entorno sea lo menos dañino posible y no altere sus ritmos y recursos naturales.
¿Dónde nos vamos? Para elegir un destino vacacional sostenible tenemos que tener en cuenta varios factores como la distancia a la que se encuentra, el emplazamiento o la situación económica de la zona.
La distancia a la que se encuentre el destino con respecto a nuestro punto de origen implicará una mayor o menor contaminación, y está claro que no es lo mismo desplazarnos 100km que 10.000km. Para que te hagas a la idea un coche de gasolina de gama media emite 123 gramos de CO2 cada kilómetro recorrido. Por eso nuestras vacaciones será más sostenibles cuanto más cerca estén de nuestro punto de origen.
Pero no es el único factor a tener en cuenta a la hora de elegir dónde nos vamos de vacaciones, también lo es el tipo de destino turístico que promovemos con nuestro consumo. No es lo mismo pasar nuestras vacaciones en una ciudad turística que explota recursos y no cuida su entorno o que genera un modelo de trabajo precario para la población local, que hacerlo en una localidad que cuida de su entorno –natural y patrimonial- y promueve los negocios locales y el empleo digno.
Muy relacionado con qué modelo turístico vamos a apoyar es en qué situación se encuentra nuestro destino y qué vamos a aportar al mismo con nuestro viaje. Quizá has pensado en decantarte por un lugar barato en el extranjero, pero es posible que de ser así estés aprovechándote de la situación económica de un país en vías de desarrollo en desventaja. Cuando elegimos un destino de vacaciones debemos ver a quién favorece nuestro gasto en el mismo: ¿estamos dejando beneficios a los habitantes y la economía local o gastando nuestro dinero en grandes empresas multinacionales?
El transporte elegido es otra de las cuestiones que debemos atender a la hora de organizar unas vacaciones poco contaminantes. En términos generales lo ideal es usar medios de transporte colectivos suelen tener unas ratios de contaminación por persona más bajos que los medios individuales o con pocas plazas, pero no en todos los casos.
Si bien el medio de transporte que menos contamina –porque no contamina- es la bicicleta, no suele ser un medio utilizado para viajes de largo recorrido (a menos que esa sea la motivación del mismo). El tren es el segundo medio de transporte menos contaminante (aproximadamente 14 gramos de CO2 kilómetro y persona), seguido del autobús (68 gramos), ambos medios de transporte colectivos con capacidad para muchas personas.
Pero ojo, porque el avión –también de transporte colectivo- es el más contaminante (285 gramos de C02), dejando al coche como el segundo más nocivo (104 gramos). No olvidemos que los vuelos suponen el 2% de las emisiones de CO2 causadas por el ser humano.
¿Qué impacto ecológico y social tiene el lugar en el que nos alojamos? Como habréis podido comprobar, desde hace años muchos hoteles y apartamentos turísticos incluyen pegatinas con recomendaciones para ahorrar agua –como no lavar todos los días las toallas- o luz –como avisos para apagar las luces-.
Pero estas medidas son más bien estéticas y no atienden a todas las implicaciones que pueden tener en cuanto a sostenibilidad todos los servicios del alojamiento. Por ejemplo, ¿usa energía renovable?, ¿ofrece comida local y de temporada?, ¿la piscina es natural?, ¿reciclan?, ¿colabora con alguna asociación o empresa de la zona?, ¿explota acuíferos de agua dulce o usan agua de lluvia?…
Más allá de la ubicación o la comodidad debemos empezar a valorar qué impacto tienen los alojamientos vacacionales en la localidad y en el entorno natural.
¿Qué vas a hacer durante tus vacaciones? A todo el mundo le gusta disfrutar del planeta y es precisamente por eso que debemos preservarlo.
Lo ideal es que las actividades que hagamos durante nuestras vacaciones tengan el menor impacto negativo posible: rutas de senderismo o bici, visitar monumentos y museos, disfrutar del sol y el mar… son actividades sostenibles. En cambio, si en nuestras vacaciones queremos ir de compras, montar en moto de agua o hacer rutas en jeep estaremos perjudicando al medio ambiente con nuestro ocio.
Pero no sólo lo que hacemos afecta al entorno, también lo que consumimos. No por estar de vacaciones debemos descuidar el tipo de consumo que hacemos: debemos seguir prestando atención a los plásticos que generamos, que nuestro consumo sea local y de temporada y a no comprar más de lo que necesitamos. Y esto es especialmente importante, porque cuando no consumimos local estamos obligando a los destinos vacacionales a importar productos que no tienen aumentando la contaminación producida por las importaciones.
Por supuesto tenemos que seguir observando qué residuos generamos y cómo los gestionamos. ¿Sabías que el 15% de las colillas de tabaco acaban en las playas? Lleva siempre una bolsa para tu basura, viajes donde viajes.
Recuerda que puedes participar en actividades de limpieza de playas y campo cuando vayas de vacaciones. Sólo tienes que consultar las webs de asociaciones locales y ONGs.
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